martes, 30 de marzo de 2010

Una Semana Gloriosa para Sevilla. . .


Al llegar allí se palpaba la alegría, la gente por las calles corrían para ver salir a la cofradía. Apoyada en la barandilla del balcón, para ver pasar aquella procesión y poder cantarle una Saeta.

¡Qué paso Dios Mío! - surruran algunos.
que hermoso manto dorado y blanco llevaba la Virgen... con lágrimas de llanto, rodeada de gladiolos y claveles, todos blancos como nácar, y un sonar de cascabeles.

¡Qué bonita estaba la Virgen! ..que carita mi niña ponía, que pena, penita sentía. Bajando los costaleros a la Virgen para volverla a subir, con los hombros ensangrentados por el peso de aquél paso inmaculado.

Miles de ojos se llenaban de lágrimas al oír que de una garganta una Saeta salia...

Sevilla iluminada, llena de gentío, de emoción, de sentimiento y devoción.

¡Ésta es mi Sevilla!

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